Pues de eso trata
Monstruo Rosa, de alguien que es diferente y que no se siente a gusto en su
sociedad, una sociedad que es retratada en el cuento como repetitiva, gris y
uniforme, en la que el protagonista desentona absolutamente, y por lo que
emprende un viaje sin retorno en busca
de otro tipo de sociedad más plural, donde la diversidad no se perciba como
diferencia, sino como riqueza.
El cuento es una defensa
de quienes pueden ser diferentes, y enseña a los niños que ser diferente no
debe ser jamás un problema.
- También enseña que es mejor una sociedad diversa que una monocorde.
Por ciertos detalles muy
explícitos, podemos afirmar que el cuento se refiere esencialmente al colectivo
LGTB. Pero, al mismo tiempo, y esa es su virtud, se puede hacer una lectura
mucho más amplia de su mensaje, de tal manera que se puede aplicar a cualquiera
que sea diferente, independientemente de su condición, y que no se sienta a
gusto o integrado en la sociedad donde vive.
¿Por qué se debe considerar
Monstruo Rosa un cuento orientado al
colectivo LGTB (lesbianas-gays-transexuales-bisexuales)?
Como ya he dicho, el
cuento puede y debe ser tomado en consideración de manera mucho más amplia,
pero, de todas formas, como contiene tantos guiños hacia este colectivo, no es
algo que se pueda o se deba ocultar. En cada padre o formador queda la
opción o posibilidad de explicar ciertas
cosas al niño o no hacerlo. Pero debemos saber que esto es perfectamente
posible, por las siguientes razones:
- La autora, Olga de Dios, se confiesa en todas las entrevistas como lesbiana y activista del colectivo LGTB.
- Monstruo Rosa incluye una bandera arcoíris en su portada, en la esquina superior izquierda, que es, como todo el mundo sabe, la bandera LGTB. Más claro imposible.
- El protagonista es un “monstruo rosa” muy coqueto. Obviamente, esto también puede considerarse un guiño a este movimiento.
- La sociedad retratada, gris y uniforme, pareciera una sociedad que recuerda a la de un régimen dictatorial, o emanada de esta. Pese a todo, el protagonista no sufre violencia, pero sí que parece tener graves problemas de integración.
- Como digo arriba, el protagonista emigra de su gris sociedad hasta que encuentra un enorme arcoíris, que, a doble página, ocupa todo el cielo. En ese momento ya sabe que ha llegado a un lugar donde será aceptado y, efectivamente, halla una sociedad mucho más plural y diversa.
- En la contraportada aparece un texto claramente inspirado en los lemas del colectivo LGTB: “Un cuento para entender la diversidad como elemento enriquecedor de nuestra sociedad. Monstruo Rosa es un grito de libertad”.
Subrayo estos elementos
no como crítica, pues a mí me parece perfecto que esa simbología exista en el
libro, y que sea absolutamente explicita. Pero, como lo es, tampoco pasa nada
por señalarla.
Una lectura mucho más
amplia:
Desconozco si la autora
quiso hacer un cuento orientado al colectivo LGTB y tuvo tanto éxito que en
estos momentos es tomado como cuento referente para explicar las bondades de la
diversidad. De cualquier diversidad.
Porque, en el libro, en
ningún momento se habla directamente de los homosexuales, lo cual –desde mi
punto de vista- es un acierto, ya que así puede tener infinitas lecturas, e
igualmente su mensaje puede aplicarse a cualquier persona que, por cualquier
razón, sea diferente. Por ejemplo:
- A los inmigrantes.
- A los niños que son o que se sienten diferentes. Se puede sin ningún problema utilizar “Monstruo Rosa” para impartir clases a los niños contra el acoso –hoy en día denominado bullying-, el cual no sólo lo sufren los niños homosexuales o transexuales, sino otros muchos niños que, por ser diferentes en cualquier aspecto, son acosados en el ámbito escolar.
Otros aspectos
significativos a tener en cuenta:
Lo primero que llama la
atención de este libro es su dibujo, que imita las primeras producciones
artísticas de los niños más pequeños. Pero sin dejar de parecer un producto muy
profesional. Este logro, este equilibrio, sitúa a este libro en un lugar preeminente,
dado que produce absoluta fascinación en la mayoría de los niños pequeños, que
se identifican enseguida con él.
Los monstruos buenos son
un recurso clásico en los libros para niños. Y además es una tipología que
acerca e identifica al niño lector con quienes con quienes son más diferentes.
Además, en muchos casos también consiguen que los niños pierdan el miedo a la
figura de los “monstruos” en general.
El protagonista de
Monstruo Rosa
Como en el caso del libro
infantil Mi camita, que analicé hace pocos días, Monstruo Rosa también reúne
una cantidad enorme de singularidades que lo convierten en un producto de
enorme calidad desde un punto de vista pedagógico y psicológico
Podemos decir que se
trata de un libro que ayuda a los niños a aceptar a quienes se sienten
diferentes y a los niños que se sienten diferentes a no resignarse ante la
indiferencia o la exclusión.
He leído algunas críticas
de este libro donde se dice que no es normal que el monstruo abandone la sociedad donde vive
para irse con los “anormales”. Pero, en realidad, cuando uno está excluido por
la mayoría, tiene tres opciones: (1) luchar para que la sociedad cambie, para lo
cual deberá contar con más apoyos y estar dispuesto a sufrir tanto las consecuencias como
el desgaste que conlleva toda lucha, que pueden ser muy satisfactorios pero también muy negativos (2) esperar más
pasivamente a que la mayoría cambie, cosa que muchas veces es improbable,
cuando no imposible, especialmente que suceda en un tiempo breve; (3) o
intentar llegar a un entorno que le acepte tal cual es, donde pueda ser feliz y
rehacer su vida.
Críticas del estilo de las que he citado parten de la base de
que quienes son como el monstruo rosa no son “normales”, con lo cual ya se
puede observar que de inicio quienes las efectúan se sitúan en la misma franja que aquellos de los
que huye el monstruo rosa en el cuento.
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Contraportada y portada del libro:
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